El Renacimiento es el término utilizado
para identificar el período de la historia europea de finales del siglo XIII
hasta mediados del siglo XVII.
El período estuvo marcado por los
cambios drásticos ocurridos en la sociedad durante gran parte del periodo, al
igual que en la cultura, la economía, la política y la religión. En esta etapa
se incluye la transición del feudalismo al capitalismo, lo que significa la
ruptura con las estructuras medievales.
Se llamó ‘renacimiento’ en virtud del
descubrimiento y revalorización de las referencias culturales de la antigüedad
clásica para un ideal más humanista y naturalista, siendo el término más
utilizado para describir sus cambios en la filosofía, el arte y la ciencia.
El término fue registrado por primera
vez por Giorgio Vasari, en el siglo XVI, pero la noción surgió a partir de la
publicación del libro de Jacob Burckhardt ‘La cultura del Renacimiento en Italia’
(1867) donde el autor define el periodo como un momento de descubrimiento del
mundo y del hombre.
La cultura del Renacimiento se manifestó por
primera vez en la Toscana, con los principales centros de las ciudades de
Florencia y Siena, desde donde se extendió al resto de la península italiana y
luego a prácticamente todos los países de Europa Occidental, impulsado por el
desarrollo de la imprenta por Johannes Gutenberg. Italia siempre se ha
mantenido como el lugar donde el movimiento desarrolló su mayor expresión,
teniendo también importancia en Inglaterra, Alemania, Países Bajos y, en menor
intensidad, Portugal, España y la América colonial.
Algunos críticos señalan que el término
Renacimiento debe limitarse a la cultura italiana de ese periodo y que la
difusión de los ideales europeos clásicos italianos pertenece más bien a la
esfera del Manierismo (Alto Renacimiento, c. 1530).
Principales características
del Renacimiento
Valorización de la estética artística de
la antigüedad clásica.
Los artistas renacentistas defendían la idea de que el
arte en Grecia y Roma tenía un valor cultural y estético muy superior al de la
Edad Media. Por eso, la escultura renacentista, por ejemplo, posee similitudes
y cánones fisionómicos como las de las esculturas de la Grecia antigua.
Visión de que el hombre es el centro de todo
(antropocentrismo).
El hombre es decisivo en la conducción de la historia
de la humanidad. Esa visión hace su oposición a la visión teocéntrica (Dios en
el centro) de la Edad Media. Mayor énfasis en la ciencia y la razón. El
Renacimiento defendió la idea de que existe una explicación científica para
todo. Así que despreciaba las explicaciones elaboradas por la Iglesia Católica
o de otras fuentes que no eran científicas. Este período de la historia fue muy
significativo en relación con el desarrollo de experimentos científicos y el
pensamiento racional y lógico.
Búsqueda del conocimiento en varias áreas.
El Renacimiento buscó comprender el mundo a través del estudio de las
diversas ciencias (Biología, Matemáticas, Física, Astronomía, Botánica,
Anatomía, Química…). Un gran ejemplo de esta visión del mundo fue Leonardo da
Vinci que, además de ser un pintor, desarrolló proyectos y estudios en diversas
áreas del conocimiento.